¿Cómo educar a un ser humano? Me eduqué como bachiller clásico en el Gimnasio Moderno y como economista en la Universidad de los Andes, entre otros. Es decir, quizás obtuve la mejor educación a la que un colombiano puede tener acceso. Y, sin embargo, no estoy seguro de que pueda decir que mi educación fue adecuada.
En mis épocas la educación era dividida en primaria, secundaria (bachillerato) y universitaria. Esos términos hoy han cambiado, pero yo aquí los seguiré usando, por pura costumbre. Siempre pensé que la educación que uno recibe en el bachillerato tenía demasiado énfasis en dar información, en enseñar conocimiento establecido, y en memorización de datos. Creo que esas no son virtudes para el mundo de hoy. Los datos que uno no sabe los puede encontrar fácilmente en la Internet, de modo que cada vez me parece menos importante “saber cosas”. El problema ya no es la información, sino saber qué hacer con ella. Pienso que el énfasis en la información general de la secundaria debe ser reducido. En la secundaria estudié química, por ejemplo, tema con el cual no me he vuelto a encontrar en la vida. Aunque claramente concedo que estudiar química tiene un interés por sí mismo, no sé si el tiempo de mi educación lo pude haber utilizado en algo más acorde con mis preocupaciones e intereses posteriores.
Me parece que el papel de la secundaria es educar en valores y en habilidades generales, que todos los seres humanos deben tener. Por su parte, me parece que el papel de la universidad es proveer unas técnicas específicas que le permitan a un individuo ganarse la vida, de acuerdo con sus intereses. El vínculo entre estudios universitarios y desempeño profesional me parece que debe ser muy estrecho. El hecho de que la educación preuniversitaria deba tener la función general de formar en valores y habilidades generales significa asignarle un papel muy importante.
Pienso, de manera general, que la educación secundaria debe formarlo a uno, a todos, en competencias para la vida. ¿Qué cosas realmente necesita uno saber para la vida? Como ser humano, uno se desempeña por lo menos en tres ámbitos: la familia, el trabajo y la sociedad. Creo que a uno deberían prepararlo para poder comportarse bien en cada uno de ellos. Creo que es muy importante que uno aprenda unas ciertas habilidades generales básicas para cada uno de esos ámbitos. Esas cosas uno no las aprende en el colegio: las enseña la vida a golpes. Pero el hecho de que uno tenga que aprenderlas intuitivamente no quiere decir que así deba ser. Que uno tenga que aprender cosas fundamentales por intuición o por instinto sólo habla del atraso de la pedagogía.
Una buena educación debe permitir a un ser humano llegar a la adultez con autonomía. Un adulto debe ser capaz de ser responsable de sí mismo y de sus acciones. Por ejemplo, un adulto debe poder ser capaz de ganarse la vida, pero no sólo de eso: debe ser capaz de moldearse su propia vida, de vivirla de acuerdo con sus aspiraciones e intereses. En Colombia, me parece, preparamos muy mal para ese fin. Muchas parejas en Colombia educan a sus hijos para mandarlos al exterior, porque “en Colombia no hay oportunidades”. Muchos jóvenes en Colombia crecen convencidos de que “aquí no se puede hacer lo que uno quiera”. El fracaso de los proyectos personales es frecuentemente atribuido a otros, incluido el Estado. Mucha gente piensa que “mi proyecto fracasa porque el Estado no me apoya”. Sin duda, un país como Colombia no ofrece las oportunidades que otros países sí pueden ofrecer. Pero lo terrible es qué tan rápidamente los jóvenes internalizan esa noción de “no futuro”. En este sentido, es bien posible que el subdesarrollo sea más mental que cualquier otra cosa: somos subdesarrollados porque convencemos a nuestros jóvenes de la imposibilidad de crear. Somos subdesarrollados porque convencemos a nuestros jóvenes de que no pueden valerse por sí mismos, de que necesitan una suerte de muletas para toda la vida. En este sentido, el subdesarrollo es un estado mental, inadecuadamente tratado por el proceso educativo.
He pensado que mi educación, sobre todo mi educación secundaria, hubiera podido ser mucho mejor si se hubiera concentrado en cuatro temas: (1) lógica, (2) cultura general, (3) civilidad y (4) habilidades productivas. Los temas (1) y (2), la lógica y la cultura general, eran recurrentes en la educación que recibí. Pero la lógica la aprendí principalmente por medio de las matemáticas, y vi cómo la mayoría de la gente, con los cursos de matemáticas que tomó, aprendió a odiarlas. Me parece que eso es una desgracia, porque la gente sin lógica frecuentemente saca conclusiones estúpidas de los datos que observa o de las premisas que construye. Como se discute abajo, la gente no actúa de acuerdo con lo que sabe, sino de acuerdo con lo que cree. Si la gente llega a conclusiones estúpidas, seguramente apoyará acciones perversas. Por ejemplo, si tú crees que los inmigrantes te están robando puestos de trabajo, es probable que termines apoyando medidas en contra de los inmigrantes. Pero la pregunta es: ¿es correcto que los inmigrantes amenazan tu trabajo? La utilidad de la lógica reside en la habilidad para obtener unas conclusiones correctas de un conjunto de premisas o de datos, y para cuestionar adecuadamente éstos últimos. Por lo tanto, es fundamental para interpretar adecuadamente el mundo real. Si la gente está acostumbrada a sacar conclusiones estúpidas de las observaciones que hace, su comportamiento no sólo será estúpido: será peligroso. Me parece que un individuo con una buena capacidad lógica tiene mejores defensas contra el fanatismo y sus peligros.
Una cultura general me parece necesaria. Sin embargo, me parece que debe ser enseñada más como una relación de cadenas causales que me hacen más comprensible el mundo, y menos como una serie de datos que se deben aprender de memoria. Por ejemplo, todo el mundo sabe que Colón descubrió América en 1492 (es un dato aprendido de memoria), pero poca gente sabe por qué Colón descubrió América en 1492. Me parece que, cuando uno es capaz de relacionar las diferentes piezas de cultura general, todo empieza a ganar sentido. ¿Por qué hablo yo español, y no chino? Porque Colombia fue colonizada por España. ¿Por qué Colombia fue colonizada por España? Porque España patrocinó los viajes de investigación hacia el oeste del navegante Cristóbal Colón. ¿Por qué era importante viajar hacia el oeste en la época de Colón? Porque la expansión del imperio turco musulmán que tuvo como hito la toma de Constantinopla por los turcos rompió las rutas tradicionales de comercio que Occidente tenía con el Oriente. Y etcétera.
En otras palabras, me parece que la cultura general debe proveer los datos del mundo que yo debo interpretar, y una buena capacidad lógica me debe enseñar cómo interpretarlos. No ignoro que la forma como interpreto los datos sesga la forma como yo miro los datos, e incluso el tipo de datos que debo mirar. Por lo tanto, una relación interactiva entre cultura general y lógica me parece indispensable. Me parece indispensable, además, una cierta curiosidad en estos temas, para considerar siquiera la posibilidad de que otras miradas del mundo son posibles. Por ejemplo, es posible que yo crea que los pobres son pobres porque son perezosos. Pero quizás una mirada distinta de la realidad me lleve a cambiar mis creencias, y por lo tanto mi comportamiento. Es posible que, con base en las premisas que yo tengo, lo que yo piense sea correcto. Pero, ¿he cuestionado lo suficiente mis premisas?
Detrás de los párrafos anteriores hay una convicción: educar no es enseñar las cosas que sabemos. Por ejemplo, educar no es enseñar que dos más dos es igual a cuatro, bajo la justificación de que ya sabemos que dos más dos es igual a cuatro. Sin lugar a dudas, transmitir lo que ya sabemos es una parte muy importante del aprendizaje, pero lo crucial no es lo que la gente hace con lo que sabe. Lo crucial es lo que la gente hace con lo que no sabe. Supongo que hacia 1905 habría algún erudito en el mundo que sabía toda la física que se podía saber en ese entonces, pero su nombre es ahora irrelevante para la historia. A quien recordamos es a Einstein, quien nos enseñó por qué la física de 1905 podía estar equivocada. El punto es que la buena educación debe ser una que mejore las capacidades de los individuos para resolver problemas, cualesquiera que ellos sean. Y los problemas interesantes no son los que ya están resueltos al final de cada capítulo de los libros de texto. Los problemas interesantes son los que no están resueltos, ya sean los de cómo erradicar la pobreza, cómo reducir la dependencia de los combustibles fósiles o cómo vender camisas en Taiwán. Una persona educada es una persona capaz de resolver problemas en todos los ámbitos de su desempeño personal. Una persona educada es una persona capaz de abordar los problemas de la vida real, incluido, de manera prominente, el problema de cómo ser feliz.
Hay otro sentido importante en el cual educar no es enseñar las cosas que sabemos. En general, los seres humanos nos movemos en un mundo dominado por la incertidumbre: es más lo que no sabemos que lo que sabemos. Adicionalmente, lo que sabemos, nuestro conocimiento, es provisional. Por lo tanto, los seres humanos por lo general actuamos más guiados por lo que creemos que por lo que sabemos. En consecuencia, debemos ser cuidadosos con lo que creemos. Una sana cuota de criticismo y escepticismo sobre lo que creemos me parece a mí que es fundamental. Educar no es transmitir dogmas. Educar no es fanatizar.
También considero la civilidad muy importante dentro de un buen currículo. Por civilidad entiendo, entre otras cosas, el buen trato en la familia y en la sociedad. A mí de niño me enseñaron, por ejemplo, que había que saludar a los invitados, y que era grosero comer con la boca llena. El punto es que hay normas que facilitan, e incluso vuelven agradable, la vida en familia y en sociedad. Esas normas no sólo incluyen la cortesía tradicional, sino cosas tan fundamentales como la comunicación, la simpatía, la convivencia, los valores democráticos y la proactividad. En un país donde la democracia es más formal que real y donde en cualquier debate no se pierde la oportunidad para la grosería e incluso para la agresión física, el tema de la civilidad no es un tema menor. El tema de la civilidad incluye, me parece, los métodos para lograr que las interacciones humanas sean constructivas y agradables. Cuánta gente tiene éxito en la vida sólo porque es encantadora. Nadie disfruta de los amargados, así tengan razón. El efecto de un comentario formulado en positivo es muy distinto del de un comentario formulado en negativo. En Colombia, donde no faltan oportunidades para la confrontación social, he podido ver que un gesto amable rápidamente diluye la tensión de una situación que sólo apuntaba a un conflicto dañino y quizás irreparable. Cuántos problemas se resuelven sólo porque la gente es capaz de comunicarlos. Por ejemplo, ciertos libros de sicología popular sugieren que los conflictos de pareja son inevitables porque los hombres y las mujeres se comunican distinto. Si ese el es caso, el problema de la comunicación es un problema importante dentro del tema de la civilidad.
Por último, está el tema de las habilidades productivas. Ya dije que una característica esencial de un adulto maduro debe ser la capacidad de ganarse la vida. Y sólo hay dos formas de ganarse la vida: o creando empresa o encontrando empleo. Sin embargo, la preparación para el proceso de ganarse la vida es una tarea que el proceso educativo sólo aborda indirectamente, si acaso. El proceso educativo no se preocupa por hablar explícitamente de las condiciones que un buen empresario o un buen empleado debe tener, ni por cultivarlas en los estudiantes. Creo, por lo tanto, que buena parte de la educación de un joven debe consistir en prepararlo para cualquiera de las dos funciones como ser humano productivo. Creo que a los jóvenes hay que cultivarles una mentalidad empresarial. Me parece que debe haber una cierta correlación entre el nivel de educación y la capacidad de emprendimiento. Sin embargo, también se debe entender que no todos los seres humanos se realizan con el emprendimiento. Aquellos que prefieran una carrera como empleados también requieren una preparación especial. El punto general mencionado atrás, de que una buena educación debe mejorar las capacidades individuales para la resolución de problemas, es particularmente cierto tanto para los empresarios como para los empleados.
Hay un último tema que quisiera tratar. Se refiere a la distinción entre la educación formal y la educación continuada. Cada vez es más cierto que la educación de una persona no puede terminar con el fin de sus estudios formales. A las personas hay que educarlas para que su proceso de aprendizaje dure toda la vida. En la vida de hoy, mucho conocimiento se vuelve rápidamente obsoleto. No he terminado de aprender inglés, y descubro que para el mundo de hoy es muy importante hablar árabe, o chino. No he descubierto toda la potencialidad de Windows XP, y ya aparece Windows Vista. Me parece que una persona educada es una que quiere seguir aprendiendo, incluso cuando su aprendizaje ya no conduce a un título educativo formal. Parece paradójico, pero es así: una persona educada es una que nunca se termina de educar.
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