Un artículo del World Economic Forum (WEF) sugiere que el capitalismo está perdiendo apoyo. Como
soporte, el artículo menciona una encuesta de YouGov para el centro de pensamiento Legatum Institute, que dice que el 77% de los alemanes, el 64% de los británicos y el 55% de los estadounidenses adultos piensan que los pobres se vuelven más pobres y los
ricos más ricos en economías capitalistas.
La encuesta tiene otros resultados interesantes, sobre los
cuales el artículo del WEF no profundiza. Por ejemplo, solo el 49% de los
estadounidenses piensa que la libre empresa es mejor que el gobierno para sacar
a la gente de la pobreza, y ese porcentaje cae al 39% al otro lado del
Atlántico. En cambio, en países emergentes como India y Brasil, por cada
persona que piensa que el gobierno es mejor, hay seis que piensan que la libre
empresa es mejor. Esto apunta a una pobrísima percepción del gobierno en los
países emergentes, donde seguramente la corrupción gubernamental es campante y
rampante.
El problema con el capitalismo, según los encuestados, no es la desigualdad. Por lo menos seis de cada 10 personas en cada país encuestado creen que la pobreza es un problema mayor que la
desigualdad, y que el desempleo es peor que la existencia de multimillonarios.
El problema es que el capitalismo no está produciendo los bienes. Por lo menos la mitad de la ciudadanos en Gran Bretaña, Estados Unidos y Alemania no esperan que las vidas de sus hijos sean mejores
que las suyas. Estados Unidos y Gran Bretaña son particularmente pesimistas,
con solo 14% y 19% de acuerdo, respectivamente, con que “la próxima generación
probablemente será más rica, segura y saludable que la última”. Ese pesimismo
de los países desarrollados no es compartido por las economías emergentes.
El artículo del WEF sugiere que es hora de tener un nuevo
acuerdo, o contrato social. No podría yo estar más de acuerdo. El artículo señala,
correctamente, que los principales problemas del capitalismo tienen que ver con
la distribución del ingreso y de los beneficios de la globalización y la
tecnología.
Para resolver estos problemas, el artículo plantea tres
ideas, que deberían ser consideradas partes de un nuevo acuerdo sobre el
capitalismo. La primera es hacer una redistribución
significativa de la riqueza, de modo que cada cual tenga una participación
equitativa en la economía. Esta idea sería promovida por Thomas Piketty en su
libro Capital en el siglo XXI. Una variación de esta idea es desarrollar una
política tributaria y fiscal progresiva, todo lo contrario de lo que Trump está
tratando de hacer en Estados Unidos. La política fiscal progresiva tiene sus
méritos, pero uno que no tiene es atacar la enfermedad. Todo lo contrario: la
política fiscal progresiva se concentra en los síntomas, y por esa vía aumenta
la pugnacidad política.
La segunda idea es reintroducir protecciones contra las fuerzas del mercado para aquellos sin el seguro de un capital invertible. Dani Rodrik, en su libro Straight Talk on Trade, promovería esta idea.
La tercera idea sugiere rediseñar el
capitalismo. La empresa privada y la política pública necesitarían ser
realineadas para la creación de valor público, y esto requeriría cambiar la
forma como pensamos acerca de la economía. Esta sería la tesis de Mariana
Mazzucato, autora de The Entrepreneurial State, coeditora de Rethinking
Capitalism y fundadora del Institute for
Innovation and Public Purpose en el University College de la
Universidad de Londres.
Aunque todavía hay que pensar qué quiere
decir exactamente “rediseñar el capitalismo”, tengo que decir que simpatizo con
las ideas de Mazzucato. Desde mi punto de vista, el capitalismo tiene que ser
repensado, para estimular la idea del libre mercado como un espacio de
cooperación y no de competencia, y para cambiar las reglas de distribución de
los beneficios económicos de la cooperación.
En breve, yo creo que se requiere
una economía de mercado postcapitalista, y una democracia que no confunda
democracia con regla de la mayoría. En este artículo trato de mostrar que las
reglas distributivas del capitalismo son de las más inequitativas que uno pueda
concebir. Lo anterior me hace pensar que la idea más equivocada del capitalismo
es que el dueño del capital en una empresa es el dueño del excedente económico
que la empresa genera.
También estoy en contra de la idea de que lo democrático
es hacer lo que la mayoría quiere. Lo verdaderamente democrático es adoptar
políticas que causen el menor daño posible a cualquier grupo social, no que las mayorías tengan el derecho de imponerles políticas indeseadas a las minorías.
Hace muchos años, la caída de la Cortina de
Hierro hizo que Francis Fukuyama sugiriera que habíamos llegado al fin de la
historia. Hoy me parece más claro que nunca que la historia no se ha detenido,
y que sigue su curso. En algún momento del futuro, el capitalismo y las democracias plutocráticas nos parecerán una curiosidad del pasado, como las monarquías absolutas o la esclavitud.
Saturday, December 9, 2017
Thursday, December 7, 2017
¿El socialismo produce egoísmo? No, Mr Prager.
Dennis Prager, un conservador que se desempeña como
presentador de programas de radio, autor y fundador de la página web Prager University,
que difunde videos de cinco minutos para desafiar “los perniciosos efectos
intelectuales y morales del sistema de educación superior norteamericano”, en
uno de sus videos exalta los méritos del capitalismo. Afirma que, aunque el
capitalismo tiene fama de basarse en el egoísmo y de producirlo, el sistema que
verdaderamente promueve el egoísmo es el socialismo. Este produciría personas y
una sociedad mucho más egoístas y, una vez las produce, sería muy difícil
revertir ese resultado.
Como ejemplo, Prager señala un discurso de 2010 de Barack Obama en el que, como presidente de los Estados Unidos, anunció que subía a 26 años la edad en que los hijos podían seguir dependiendo del seguro de salud de sus padres. Como respuesta, los jóvenes que lo escuchaban lo vitorearon vigorosamente.
Para Prager, esta respuesta es sorprendente, porque cree que ese anuncio, en vez de liberar a los jóvenes, los degrada, al prolongarles la dependencia de los padres. Él afirma que la gran aspiración de la juventud es independizarse de mamá y papá, y el estado benefactor y el socialismo destruyen esa aspiración. Él se sorprende de que, cada vez más, personas mayores de 30 años sigan viviendo con sus padres en los Estados Unidos, y cree que la explicación se encuentra en una mayor presencia del estado benefactor, que sustituye el cuidado de sí mismo por el cuidado estatal.
Debido a este último, la gente empieza a preguntarse: ¿cuántos beneficios recibiré del gobierno? ¿El gobierno pagará mi educación? ¿Pagará mi salud? ¿Cuál es la menor edad a la cual pueda retirarme? ¿Cuántas vacaciones pagadas puedo obtener? ¿Cuántos días de licencia remunerada por enfermedad? ¿O por paternidad o maternidad? Posteriormente, cada beneficio se convierte en un derecho.
Prager afirma que el socialismo priva a los seres humanos de gratitud. Si usted no es agradecido, no podría ser feliz y buena persona. Pero el socialismo enseñaría a no ser agradecido. ¿Por qué ser agradecido por beneficios a los cuales se tiene derecho? En vez de dar gracias, la gente se acostumbra a preguntar: ¿a qué más tengo derecho? El capitalismo, al enseñar a la gente a trabajar duro, a cuidar de sí mismo y a ganarse lo que recibe, produciría menos egoístas. El capitalismo enseña a trabajar más; el socialismo, a demandar más. Prager finalmente se pregunta: ¿cuál actitud es socialmente mejor?
El video de Prager es desafiante. Y es interesante aceptar el desafío. Para Prager, el enemigo del capitalismo es el socialismo. Y el capitalismo es superior. Yo no soy un defensor del capitalismo. Pero, para mí, la alternativa no es el socialismo. Para mí, la alternativa es un sistema de libre mercado con una asignación de derechos de propiedad y con unas reglas de distribución de la riqueza y el ingreso distintas. Prager no ve eso. Para él, el debate es capitalismo o socialismo.
Hay una burda simplificación en ese debate. Para Prager, la cuestión es simple: o yo me proveo mis beneficios, o me los provee el Estado. Y, si me los provee el Estado, entonces yo recibo un “regalo”. Y la pregunta es: ¿qué es mejor? ¿Que yo trabaje por mis cosas, o que el Estado me la “regale”? El punto es que la provisión de servicios de seguridad social por parte del Estado no es un regalo. Se tiene que pagar por ellos en la forma de impuestos. La pregunta de fondo es si una sociedad quiere proveer colectivamente los servicios incluidos en el Estado del Bienestar. Si sí, entonces debe pagar impuestos. Si no, no los paga, pero debe pagar privadamente por esos servicios. Prager no ve que un defensor consistente del Estado del Bienestar pide mayores beneficios colectivos, pero también es consciente de que eso requiere un mayor nivel de tributación. La pregunta se vuelve: ¿qué es mejor? ¿La provisión privada o colectiva de los servicios de seguridad social?
Una gran razón para que la provisión de servicios de seguridad social sea pública es que a veces los individuos no cuentan con las oportunidades necesarias para acceder a ellos de manera individual, porque el mercado no funciona de manera adecuada. Al respecto, es llamativo que Prager atribuya la mayor permanencia de los jóvenes en la casa de los padres a la mayor dependencia de las ayudas del Estado. “Los jóvenes ya no se independizan porque las ayudas estatales los ha vuelto perezosos”.
Pues bien, yo vivo en un país donde los jóvenes prolongan demasiado su estadía en la casa de los padres, pero eso no es atribuible a la generosidad de los auxilios estatales. Es atribuible, más bien, a la precariedad del mercado laboral, donde los jóvenes, en general, no pueden aspirar a salarios que les permita independizarse.
La seguridad social está para eso: para compensar las consecuencias sociales de las deficiencias del sistema económico. Pero Prager pareciera no percibir que el sistema económico tiene deficiencias, y que esas deficiencias hacen deseable contar con algunos mecanismos de protección social.
Concuerdo con Prager en que una ética de responsabilidad individual es muy importante. Estoy de acuerdo en que personas de 30 años viviendo con los papás es una anomalía. Concuerdo también en que el asistencialismo destruye la responsabilidad individual. Adicionalmente, concuerdo en que una ética de los derechos, desvinculada de las obligaciones o responsabilidades, es muy peligrosa. Las sociedades que solo tienen derechos, y no obligaciones, no son viables.
Pero también creo que una ética de solidaridad es muy importante. Prager afirma que acostumbrar a los seres humanos a demandar servicios del Estado los vuelve egoístas. ¿Cómo puede ser egoísta una sociedad que admite pagar altos impuestos con el fin de proveer mecanismos de seguridad social para aquellos que no son tan afortunados?
Prager no ha producido una defensa creíble del capitalismo. De hecho, lo que ha hecho es ignorar los problemas del capitalismo. Por eso es tan importante prevenirse de retóricas como la suya, que, en una primera impresión, suenan convincentes, pero que, en una reflexión más profunda, son una simple defensa de un statu quo injusto.
Como ejemplo, Prager señala un discurso de 2010 de Barack Obama en el que, como presidente de los Estados Unidos, anunció que subía a 26 años la edad en que los hijos podían seguir dependiendo del seguro de salud de sus padres. Como respuesta, los jóvenes que lo escuchaban lo vitorearon vigorosamente.
Para Prager, esta respuesta es sorprendente, porque cree que ese anuncio, en vez de liberar a los jóvenes, los degrada, al prolongarles la dependencia de los padres. Él afirma que la gran aspiración de la juventud es independizarse de mamá y papá, y el estado benefactor y el socialismo destruyen esa aspiración. Él se sorprende de que, cada vez más, personas mayores de 30 años sigan viviendo con sus padres en los Estados Unidos, y cree que la explicación se encuentra en una mayor presencia del estado benefactor, que sustituye el cuidado de sí mismo por el cuidado estatal.
Debido a este último, la gente empieza a preguntarse: ¿cuántos beneficios recibiré del gobierno? ¿El gobierno pagará mi educación? ¿Pagará mi salud? ¿Cuál es la menor edad a la cual pueda retirarme? ¿Cuántas vacaciones pagadas puedo obtener? ¿Cuántos días de licencia remunerada por enfermedad? ¿O por paternidad o maternidad? Posteriormente, cada beneficio se convierte en un derecho.
Prager afirma que el socialismo priva a los seres humanos de gratitud. Si usted no es agradecido, no podría ser feliz y buena persona. Pero el socialismo enseñaría a no ser agradecido. ¿Por qué ser agradecido por beneficios a los cuales se tiene derecho? En vez de dar gracias, la gente se acostumbra a preguntar: ¿a qué más tengo derecho? El capitalismo, al enseñar a la gente a trabajar duro, a cuidar de sí mismo y a ganarse lo que recibe, produciría menos egoístas. El capitalismo enseña a trabajar más; el socialismo, a demandar más. Prager finalmente se pregunta: ¿cuál actitud es socialmente mejor?
El video de Prager es desafiante. Y es interesante aceptar el desafío. Para Prager, el enemigo del capitalismo es el socialismo. Y el capitalismo es superior. Yo no soy un defensor del capitalismo. Pero, para mí, la alternativa no es el socialismo. Para mí, la alternativa es un sistema de libre mercado con una asignación de derechos de propiedad y con unas reglas de distribución de la riqueza y el ingreso distintas. Prager no ve eso. Para él, el debate es capitalismo o socialismo.
Hay una burda simplificación en ese debate. Para Prager, la cuestión es simple: o yo me proveo mis beneficios, o me los provee el Estado. Y, si me los provee el Estado, entonces yo recibo un “regalo”. Y la pregunta es: ¿qué es mejor? ¿Que yo trabaje por mis cosas, o que el Estado me la “regale”? El punto es que la provisión de servicios de seguridad social por parte del Estado no es un regalo. Se tiene que pagar por ellos en la forma de impuestos. La pregunta de fondo es si una sociedad quiere proveer colectivamente los servicios incluidos en el Estado del Bienestar. Si sí, entonces debe pagar impuestos. Si no, no los paga, pero debe pagar privadamente por esos servicios. Prager no ve que un defensor consistente del Estado del Bienestar pide mayores beneficios colectivos, pero también es consciente de que eso requiere un mayor nivel de tributación. La pregunta se vuelve: ¿qué es mejor? ¿La provisión privada o colectiva de los servicios de seguridad social?
Una gran razón para que la provisión de servicios de seguridad social sea pública es que a veces los individuos no cuentan con las oportunidades necesarias para acceder a ellos de manera individual, porque el mercado no funciona de manera adecuada. Al respecto, es llamativo que Prager atribuya la mayor permanencia de los jóvenes en la casa de los padres a la mayor dependencia de las ayudas del Estado. “Los jóvenes ya no se independizan porque las ayudas estatales los ha vuelto perezosos”.
Pues bien, yo vivo en un país donde los jóvenes prolongan demasiado su estadía en la casa de los padres, pero eso no es atribuible a la generosidad de los auxilios estatales. Es atribuible, más bien, a la precariedad del mercado laboral, donde los jóvenes, en general, no pueden aspirar a salarios que les permita independizarse.
La seguridad social está para eso: para compensar las consecuencias sociales de las deficiencias del sistema económico. Pero Prager pareciera no percibir que el sistema económico tiene deficiencias, y que esas deficiencias hacen deseable contar con algunos mecanismos de protección social.
Concuerdo con Prager en que una ética de responsabilidad individual es muy importante. Estoy de acuerdo en que personas de 30 años viviendo con los papás es una anomalía. Concuerdo también en que el asistencialismo destruye la responsabilidad individual. Adicionalmente, concuerdo en que una ética de los derechos, desvinculada de las obligaciones o responsabilidades, es muy peligrosa. Las sociedades que solo tienen derechos, y no obligaciones, no son viables.
Pero también creo que una ética de solidaridad es muy importante. Prager afirma que acostumbrar a los seres humanos a demandar servicios del Estado los vuelve egoístas. ¿Cómo puede ser egoísta una sociedad que admite pagar altos impuestos con el fin de proveer mecanismos de seguridad social para aquellos que no son tan afortunados?
Prager no ha producido una defensa creíble del capitalismo. De hecho, lo que ha hecho es ignorar los problemas del capitalismo. Por eso es tan importante prevenirse de retóricas como la suya, que, en una primera impresión, suenan convincentes, pero que, en una reflexión más profunda, son una simple defensa de un statu quo injusto.
Tuesday, December 5, 2017
Richard Dawkins y el egoísmo humano
Por estos días se produce la visita de Richard Dawkins a
Colombia. Dawkins es un famoso etólogo, nacido en Nairobi de padres británicos,
y “emeritus fellow” de New College, Oxford. Uno de sus libros más famosos es The God Delusion (traducido como El espejismo de Dios), en el que critica
la idea de Dios y de la religión. Debido a ese libro, se ha convertido en un
polemista en la materia, y por esa razón viene a Colombia, a sostener debates
con el padre jesuita Gerardo Remolina. Gracias a una gentil invitación del
embajador británico Peter Tibber, provocada por César Caballero, tuve la oportunidad de cenar personalmente con
Dawkins.
La discusión sobre Dios y la religión, a la que le he gastado bastante tiempo en el pasado, y a la que todavía le reconozco algún mérito, ya no me parece tan interesante. Ese tipo de discusiones tiende a ser un diálogo de sordos (en cuanto al tiempo que le he metido a esas discusiones, he sostenido similares debates con mi buen amigo Fernando Baena, quien en ellos ha jugado el papel del padre Remolina, pero no desde el cristianismo, y a raíz de ellos escribí este texto. En cuanto al mérito que todavía les reconozco a este tipo de debates, ver la entrada anterior de este blog).
Me parece mucho más interesante la discusión que Dawkins generó con el libro que lo volvió famoso, y que sigue siendo su libro más leído: The Selfish Gene (El gen egoísta). En él, Dawkins afirmó cosas como esta: “Argumentaré que una cualidad predominante que se debe esperar en un gen exitoso es un egoísmo despiadado. Este egoísmo genético frecuentemente dará lugar a egoísmo en el comportamiento individual”. O como esta: “Esté advertido de que si usted desea, tal como yo, construir una sociedad en la cual los individuos cooperan generosamente y sin egoísmo hacia un bien común, usted puede esperar poca ayuda de la naturaleza biológica. Tratemos de enseñar generosidad y altruismo, porque nacemos egoístas”.
De esta manera, Dawkins, desde la biología, se volvió uno de los principales defensores de la doctrina del “egoísmo sicológico”, que afirma que los seres humanos somos egoístas. Para ser justos, como queda evidente de la cita que acabamos de mencionar, Dawkins nunca defendió la doctrina paralela del “egoísmo ético”, que afirma que los seres humanos debemos ser egoístas.
El gen egoísta es un libro maravilloso, que tiene bien merecida su fama. Él expuso al gran público los interesantísimos avances de la biología entre los años 60 y 80 del siglo pasado, producidos por gigantes como G. C. Williams, W. Hamilton, J. M. Smith y R. Trivers. Acaba de cumplir, en 2016, 40 años de ser publicado, y pocos libros envejecen con tanta gracia. Sin embargo, el propio Dawkins, en su introducción a la edición del trigésimo aniversario del libro, y en su epílogo a la edición del cuadragésimo aniversario, admite que el título del libro, y frases como “nacemos egoístas”, son engañosos. Hoy Dawkins considera que un título adecuado para su libro hubiera sido El gen cooperativo, en vez de El gen egoísta. Un cambio de historia muy grande, ¿no? Es bueno tenerlo en cuenta. Hoy las historias de que somos egoístas por naturaleza ya no son tan convincentes como antes.
La discusión sobre Dios y la religión, a la que le he gastado bastante tiempo en el pasado, y a la que todavía le reconozco algún mérito, ya no me parece tan interesante. Ese tipo de discusiones tiende a ser un diálogo de sordos (en cuanto al tiempo que le he metido a esas discusiones, he sostenido similares debates con mi buen amigo Fernando Baena, quien en ellos ha jugado el papel del padre Remolina, pero no desde el cristianismo, y a raíz de ellos escribí este texto. En cuanto al mérito que todavía les reconozco a este tipo de debates, ver la entrada anterior de este blog).
Me parece mucho más interesante la discusión que Dawkins generó con el libro que lo volvió famoso, y que sigue siendo su libro más leído: The Selfish Gene (El gen egoísta). En él, Dawkins afirmó cosas como esta: “Argumentaré que una cualidad predominante que se debe esperar en un gen exitoso es un egoísmo despiadado. Este egoísmo genético frecuentemente dará lugar a egoísmo en el comportamiento individual”. O como esta: “Esté advertido de que si usted desea, tal como yo, construir una sociedad en la cual los individuos cooperan generosamente y sin egoísmo hacia un bien común, usted puede esperar poca ayuda de la naturaleza biológica. Tratemos de enseñar generosidad y altruismo, porque nacemos egoístas”.
De esta manera, Dawkins, desde la biología, se volvió uno de los principales defensores de la doctrina del “egoísmo sicológico”, que afirma que los seres humanos somos egoístas. Para ser justos, como queda evidente de la cita que acabamos de mencionar, Dawkins nunca defendió la doctrina paralela del “egoísmo ético”, que afirma que los seres humanos debemos ser egoístas.
El gen egoísta es un libro maravilloso, que tiene bien merecida su fama. Él expuso al gran público los interesantísimos avances de la biología entre los años 60 y 80 del siglo pasado, producidos por gigantes como G. C. Williams, W. Hamilton, J. M. Smith y R. Trivers. Acaba de cumplir, en 2016, 40 años de ser publicado, y pocos libros envejecen con tanta gracia. Sin embargo, el propio Dawkins, en su introducción a la edición del trigésimo aniversario del libro, y en su epílogo a la edición del cuadragésimo aniversario, admite que el título del libro, y frases como “nacemos egoístas”, son engañosos. Hoy Dawkins considera que un título adecuado para su libro hubiera sido El gen cooperativo, en vez de El gen egoísta. Un cambio de historia muy grande, ¿no? Es bueno tenerlo en cuenta. Hoy las historias de que somos egoístas por naturaleza ya no son tan convincentes como antes.
Friday, December 1, 2017
La relación entre ciencia y religión en Colombia
Richard Dawkins, el famoso biólogo inglés, defensor de la
teoría de la evolución y denunciante del “espejismo de Dios” (The God Delusion), viene a Colombia, a
sostener otra de sus famosas polémicas sobre la existencia de Dios. Para tal
efecto, Cifras y Conceptos preparó una reveladora encuesta, realizada entre
1.795 personas de 11 ciudades de Colombia.
Los resultados son interesantes. Para comenzar, el 97% de los colombianos cree en un Dios. La gran mayoría de los colombianos (83%) podría ser calificada como teísta, o en el peor de los casos, como deísta (9%). Menos del 10% son agnósticos o ateos.
El 93% cree que Jesús es el hijo de Dios y el 90% cree en el perdón de los pecados. Pero solo el 71% cree en la Virgen María, que es un porcentaje cercano al de los encuestados que se declaran cristianos católicos (74%). El catolicismo ha decrecido en Colombia en términos relativos. Sigue siendo una mayoría, pero le están mordiendo terreno, principalmente los cristianos no católicos, que ahora son el 16% de la población. En el 10% restante están los no cristianos, que pueden tener o no otra religión.
Una cosa es profesar una religión, y otra practicarla. Solo el 43% de los encuestados va a misa o al culto cada semana. Los cristianos no católicos van más a sus cultos que los católicos. El 56% de los no católicos va al culto cada semana, mientras que solo el 44% de los católicos hace lo mismo.
En un hallazgo clave, la creencia en Dios o en la religión es muy superior a la creencia en la vida en otros planetas, en la vida inteligente en otros planetas, en la teoría de la evolución y en la teoría del big bang. Solo el 44% de los encuestados cree en la teoría de la evolución, y solo el 28% en el big bang. Tal vez somos más como Penny que como Sheldon Cooper. La religión, pero no la ciencia, ha calado en la mentalidad colombiana.
Surge entonces la pregunta: ¿ser religioso inhibe el desarrollo de una mentalidad científica? Es a este debate que viene Dawkins a Colombia. Pero aquí surge otra pregunta: ¿las ideas científicas han tenido poca penetración en Colombia debido a la prevalencia de las ideas religiosas, o es más bien debido a una ignorancia generalizada sobre los temas científicos?
Según los datos, hay una clara correlación entre no ser cristiano y ser más abierto a aceptar las teorías científicas. De manera significativa, las mayores diferencias son con los cristianos no católicos. En otras palabras, la difusión del cristianismo no católico está relacionada con una mayor actitud anti-científica. El nivel de ingreso también parece estar negativamente relacionado con los niveles de religiosidad y positivamente relacionado con la aceptación de las teorías científicas, pero no de manera muy significativa.
Ciertas actitudes sociales también están mediadas por la religiosidad. Por ejemplo, una gran mayoría de colombianos está a favor de penas drásticas contra delincuentes que abusan de mujeres y niños. De otro lado, los colombianos están divididos, más o menos mitad y mitad, entre mantener o derogar los acuerdos de paz. Por último, los colombianos mantienen posiciones más bien conservadoras frente a la legalización de la marihuana, el matrimonio de parejas del mismo sexo y la legalización del aborto. Pero, mientras que las actitudes frente a los dos primeros temas no cambian mucho dependiendo de la posición frente a la religión, las actitudes frente a los tres temas finales sí: los no cristianos son mucho más propensos a tolerar la legalización de la marihuana, el matrimonio de parejas del mismo sexo y la legalización del aborto.
Con esta evidencia, ¿es posible decir que la religión es el opio del pueblo? Por lo pronto, es posible decir que, donde hay mucha religión, hay poca ciencia, y hay valores sociales conservadores. El cristianismo no católico acentúa esa tendencia. En mi fuero íntimo, sospecho que no hay contradicción entre ser religioso y ser científicamente ilustrado, pero para que no haya esa contradicción se requiere ejercer la religión de manera muy sofisticada, lo cual no parece ser el caso en Colombia.
Los resultados son interesantes. Para comenzar, el 97% de los colombianos cree en un Dios. La gran mayoría de los colombianos (83%) podría ser calificada como teísta, o en el peor de los casos, como deísta (9%). Menos del 10% son agnósticos o ateos.
El 93% cree que Jesús es el hijo de Dios y el 90% cree en el perdón de los pecados. Pero solo el 71% cree en la Virgen María, que es un porcentaje cercano al de los encuestados que se declaran cristianos católicos (74%). El catolicismo ha decrecido en Colombia en términos relativos. Sigue siendo una mayoría, pero le están mordiendo terreno, principalmente los cristianos no católicos, que ahora son el 16% de la población. En el 10% restante están los no cristianos, que pueden tener o no otra religión.
Una cosa es profesar una religión, y otra practicarla. Solo el 43% de los encuestados va a misa o al culto cada semana. Los cristianos no católicos van más a sus cultos que los católicos. El 56% de los no católicos va al culto cada semana, mientras que solo el 44% de los católicos hace lo mismo.
En un hallazgo clave, la creencia en Dios o en la religión es muy superior a la creencia en la vida en otros planetas, en la vida inteligente en otros planetas, en la teoría de la evolución y en la teoría del big bang. Solo el 44% de los encuestados cree en la teoría de la evolución, y solo el 28% en el big bang. Tal vez somos más como Penny que como Sheldon Cooper. La religión, pero no la ciencia, ha calado en la mentalidad colombiana.
Surge entonces la pregunta: ¿ser religioso inhibe el desarrollo de una mentalidad científica? Es a este debate que viene Dawkins a Colombia. Pero aquí surge otra pregunta: ¿las ideas científicas han tenido poca penetración en Colombia debido a la prevalencia de las ideas religiosas, o es más bien debido a una ignorancia generalizada sobre los temas científicos?
Según los datos, hay una clara correlación entre no ser cristiano y ser más abierto a aceptar las teorías científicas. De manera significativa, las mayores diferencias son con los cristianos no católicos. En otras palabras, la difusión del cristianismo no católico está relacionada con una mayor actitud anti-científica. El nivel de ingreso también parece estar negativamente relacionado con los niveles de religiosidad y positivamente relacionado con la aceptación de las teorías científicas, pero no de manera muy significativa.
Ciertas actitudes sociales también están mediadas por la religiosidad. Por ejemplo, una gran mayoría de colombianos está a favor de penas drásticas contra delincuentes que abusan de mujeres y niños. De otro lado, los colombianos están divididos, más o menos mitad y mitad, entre mantener o derogar los acuerdos de paz. Por último, los colombianos mantienen posiciones más bien conservadoras frente a la legalización de la marihuana, el matrimonio de parejas del mismo sexo y la legalización del aborto. Pero, mientras que las actitudes frente a los dos primeros temas no cambian mucho dependiendo de la posición frente a la religión, las actitudes frente a los tres temas finales sí: los no cristianos son mucho más propensos a tolerar la legalización de la marihuana, el matrimonio de parejas del mismo sexo y la legalización del aborto.
Con esta evidencia, ¿es posible decir que la religión es el opio del pueblo? Por lo pronto, es posible decir que, donde hay mucha religión, hay poca ciencia, y hay valores sociales conservadores. El cristianismo no católico acentúa esa tendencia. En mi fuero íntimo, sospecho que no hay contradicción entre ser religioso y ser científicamente ilustrado, pero para que no haya esa contradicción se requiere ejercer la religión de manera muy sofisticada, lo cual no parece ser el caso en Colombia.
Thursday, November 30, 2017
Análisis electoral 2
Si la segunda vuelta fuera hoy, pasarían a ella Gustavo
Petro (17%) y Sergio Fajardo (15%). En su orden, quienes más suben en intención
de voto son Humberto de la Calle (de 3 a 10%), Sergio Fajardo (de 8 a 15%),
Gustavo Petro (de 13 a 17%) y Germán Vargas (de 13 a 14%). Quienes más caen en
intención de votos son, en su orden, Alejandro Ordóñez, Claudia López, Clara
López y Jorge Robledo. Eso es lo que dicen los datos de la nueva encuesta de
Cifras y Conceptos.
Estos datos abren una nueva perspectiva sobre lo que podría pasar en las elecciones de primera vuelta presidencial de mayo de 2018. Hasta ahora, se suponía que, si alguien podía meter dos candidatos de su tendencia a segunda vuelta, era la centro-derecha. Los más opcionados eran Vargas Lleras y el candidato del Centro Democrático. Pero hoy parece que se abren otras posibilidades. Sin embargo, los resultados de hoy no garantizan que la segunda vuelta vaya a ser entre Petro y Fajardo. Todavía los números están muy bajitos, hay candidaturas por definir y coaliciones por hacer.
Por el lado de la derecha, falta el candidato del Centro Democrático, y que se defina la coalición de la derecha. El candidato del Centro Democrático se ve disminuido por la falta de definición, pero también por el bajo reconocimiento de sus precandidatos. Algo repuntará el que finalmente sea elegido, pero quizás no sea mucho. Ahora existe una buena posibilidad de que el Centro Democrático tenga que terminar apoyando al candidato conservador, que bien puede ser Marta Lucía Ramírez. Y habrá que ver si se da una coalición entre Vargas Lleras, Marta Lucía y (el candidato de) Uribe. No hacerla les haría daño.
Por el lado de la izquierda, los resultados de hoy quizás reducen las posibilidades de una coalición de centro-izquierda. Petro puede pensar que no necesita una coalición para pasar a segunda vuelta, y Fajardo y de la Calle deben pensarlo dos veces antes de formalizar una coalición con Petro. Vistas así las cosas, para el centro-izquierda la coalición Fajardo-de la Calle se vuelve más urgente que nunca. Pero eso no quiere decir que vaya a ser fácil. A de la Calle claramente le favoreció convertirse en el candidato oficial del Partido Liberal, pero todavía le hace falta cumplir más recorrido. Apenas va de cuarto en las encuestas.
Los números de hoy sugieren que, en verdad, hay seis candidatos con posibilidades serias de llegar a la presidencia: Petro, Fajardo, de la Calle, Vargas Lleras, el candidato del Partido Conservador (que probablemente sea Marta Lucía Ramírez) y el candidato del Centro Democrático (que debería estar entre Iván Duque y Carlos Holmes Trujillo). Todavía es muy temprano para decir qué pasará, pero por lo menos el número de candidatos viables empieza a decantarse.
Estos datos abren una nueva perspectiva sobre lo que podría pasar en las elecciones de primera vuelta presidencial de mayo de 2018. Hasta ahora, se suponía que, si alguien podía meter dos candidatos de su tendencia a segunda vuelta, era la centro-derecha. Los más opcionados eran Vargas Lleras y el candidato del Centro Democrático. Pero hoy parece que se abren otras posibilidades. Sin embargo, los resultados de hoy no garantizan que la segunda vuelta vaya a ser entre Petro y Fajardo. Todavía los números están muy bajitos, hay candidaturas por definir y coaliciones por hacer.
Por el lado de la derecha, falta el candidato del Centro Democrático, y que se defina la coalición de la derecha. El candidato del Centro Democrático se ve disminuido por la falta de definición, pero también por el bajo reconocimiento de sus precandidatos. Algo repuntará el que finalmente sea elegido, pero quizás no sea mucho. Ahora existe una buena posibilidad de que el Centro Democrático tenga que terminar apoyando al candidato conservador, que bien puede ser Marta Lucía Ramírez. Y habrá que ver si se da una coalición entre Vargas Lleras, Marta Lucía y (el candidato de) Uribe. No hacerla les haría daño.
Por el lado de la izquierda, los resultados de hoy quizás reducen las posibilidades de una coalición de centro-izquierda. Petro puede pensar que no necesita una coalición para pasar a segunda vuelta, y Fajardo y de la Calle deben pensarlo dos veces antes de formalizar una coalición con Petro. Vistas así las cosas, para el centro-izquierda la coalición Fajardo-de la Calle se vuelve más urgente que nunca. Pero eso no quiere decir que vaya a ser fácil. A de la Calle claramente le favoreció convertirse en el candidato oficial del Partido Liberal, pero todavía le hace falta cumplir más recorrido. Apenas va de cuarto en las encuestas.
Los números de hoy sugieren que, en verdad, hay seis candidatos con posibilidades serias de llegar a la presidencia: Petro, Fajardo, de la Calle, Vargas Lleras, el candidato del Partido Conservador (que probablemente sea Marta Lucía Ramírez) y el candidato del Centro Democrático (que debería estar entre Iván Duque y Carlos Holmes Trujillo). Todavía es muy temprano para decir qué pasará, pero por lo menos el número de candidatos viables empieza a decantarse.
Análisis electoral 1
Bien, en días pasados ganó la consulta liberal el Dr.
Humberto de la Calle. Cristo y de la Calle condujeron una campaña limpia, y
fueron gallardos candidatos. Felicitaciones para los dos.
La consulta no obtuvo muchos votos. Eso servirá, desafortunadamente, para que muchos del centro-derecha hagan mofa de los resultados. Pero es demasiado temprano para risas. Todavía no está definido quién va a ser el presidente de Colombia.
A mí me parece que se dio un paso importante. El Partido Liberal colombiano escogió un excelente candidato, y no hay (¿muchos?) motivos para su división. El resultado, a pesar de la baja votación, es bueno para el partido y para de la Calle.
Para el partido, porque tiene un candidato sólido, y porque así competirá con más posibilidades en la construcción de una coalición de centro-izquierda. Y es bueno para de la Calle, porque él sin el liberalismo no tendría posibilidades de despegar. A muchos no les gusta el Dr. de la Calle, yo sé. Muchos sienten, más o menos, que él le vendió el país a la guerrilla. Una locura que se piense de esa manera, pero así es.
Se empieza a configurar una realidad política interesante. ¿Cómo veo ahora las cosas? Muy simple. Una posibilidad es que dos candidatos de centro-derecha (¿Vargas Lleras, el candidato del Centro Democrático, que bien podría terminar siendo Marta Lucía?) sean escogidos para la segunda vuelta. El problema es evitar eso, y garantizar que alguien de centro-izquierda pase a segunda vuelta. Para eso, es necesario que se terminen formando dos coaliciones: una de centro-derecha y otra de centro-izquierda.
La del centro-derecha, creo yo, va a dominarla Germán Vargas Lleras. No creo que el candidato del Centro Democrático ni los candidatos de origen conservador (Marta Lucía, Ordóñez, ¿Lizarralde?) logren evitar eso. Lo razonable es que, a pesar de todas las distancias, Uribe, Vargas Lleras y los conservadores se junten. Pinzón debería aproximarse por ahí. Si no se juntan, peor para ellos.
La coalición de centro-izquierda me parece que puede ser dominada por Sergio Fajardo o por Humberto de la Calle. La pregunta es cómo se construye esa coalición de centro-izquierda. ¿Puede que la coalición de centro-izquierda la gane alguien de izquierda, como Petro? Puede ser. Y Fajardo y de la Calle divididos le facilitan la vida a Petro. Las malas lenguas dicen que Fajardo no es capaz de juntarse con nadie. Aunque se le ha visto coqueteando con Claudia López y Jorge Robledo, hace falta ver si se pega con el Partido Liberal.
Una posibilidad es que no se haga coalición con Petro, y dejar que la primera vuelta decida quién pasa. Otra posibilidad es hacer coalición con Petro, y ganarle en marzo. Esto puede no ser fácil. Petro tiene sus votos, que son fieles y firmes. Yo tengo claro que, si esa coalición es liderada por Petro, nace hundida. Petro en segunda vuelta haría que la derecha gane la presidencia. Pero ningún político que tenga posibilidad de ganar se retira por el bien del país.
En otras palabras, creo y espero que las coaliciones de centro derecha y centro izquierda sean dominadas por los personajes menos extremistas y radicales. Con todo, Vargas Lleras es el menos radical de la derecha, y Fajardo y de la Calle son los menos radicales de la izquierda. Ya veremos.
En resumen estoy diciendo que, en este momento, preveo una segunda vuelta entre un candidato de centro-derecha, que yo creo que va a ser Vargas Lleras, y un candidato de centro izquierda, que yo creo que puede ser Fajardo o de la Calle. Tal vez ahora Fajardo tenga un poco más de chance, pero las cosas todavía no están escritas en piedra. De la Calle no arranca con una gran imagen, pero acaba de obtener un espaldarazo importante, y puede seguir creciendo.
Y ¿quién ganará? No sé. La elección puede ser tan apretada como la del plebiscito. El candidato del centro-izquierda cometería un error dejándose asociar con Santos, las Farc o Venezuela. La campaña no va a ser limpia, ni linda. Es mucho lo que está en juego. Veo una polarización profunda, en la cual las voces ponderadas tenderán a ser ahogadas por la gritería.
La consulta no obtuvo muchos votos. Eso servirá, desafortunadamente, para que muchos del centro-derecha hagan mofa de los resultados. Pero es demasiado temprano para risas. Todavía no está definido quién va a ser el presidente de Colombia.
A mí me parece que se dio un paso importante. El Partido Liberal colombiano escogió un excelente candidato, y no hay (¿muchos?) motivos para su división. El resultado, a pesar de la baja votación, es bueno para el partido y para de la Calle.
Para el partido, porque tiene un candidato sólido, y porque así competirá con más posibilidades en la construcción de una coalición de centro-izquierda. Y es bueno para de la Calle, porque él sin el liberalismo no tendría posibilidades de despegar. A muchos no les gusta el Dr. de la Calle, yo sé. Muchos sienten, más o menos, que él le vendió el país a la guerrilla. Una locura que se piense de esa manera, pero así es.
Se empieza a configurar una realidad política interesante. ¿Cómo veo ahora las cosas? Muy simple. Una posibilidad es que dos candidatos de centro-derecha (¿Vargas Lleras, el candidato del Centro Democrático, que bien podría terminar siendo Marta Lucía?) sean escogidos para la segunda vuelta. El problema es evitar eso, y garantizar que alguien de centro-izquierda pase a segunda vuelta. Para eso, es necesario que se terminen formando dos coaliciones: una de centro-derecha y otra de centro-izquierda.
La del centro-derecha, creo yo, va a dominarla Germán Vargas Lleras. No creo que el candidato del Centro Democrático ni los candidatos de origen conservador (Marta Lucía, Ordóñez, ¿Lizarralde?) logren evitar eso. Lo razonable es que, a pesar de todas las distancias, Uribe, Vargas Lleras y los conservadores se junten. Pinzón debería aproximarse por ahí. Si no se juntan, peor para ellos.
La coalición de centro-izquierda me parece que puede ser dominada por Sergio Fajardo o por Humberto de la Calle. La pregunta es cómo se construye esa coalición de centro-izquierda. ¿Puede que la coalición de centro-izquierda la gane alguien de izquierda, como Petro? Puede ser. Y Fajardo y de la Calle divididos le facilitan la vida a Petro. Las malas lenguas dicen que Fajardo no es capaz de juntarse con nadie. Aunque se le ha visto coqueteando con Claudia López y Jorge Robledo, hace falta ver si se pega con el Partido Liberal.
Una posibilidad es que no se haga coalición con Petro, y dejar que la primera vuelta decida quién pasa. Otra posibilidad es hacer coalición con Petro, y ganarle en marzo. Esto puede no ser fácil. Petro tiene sus votos, que son fieles y firmes. Yo tengo claro que, si esa coalición es liderada por Petro, nace hundida. Petro en segunda vuelta haría que la derecha gane la presidencia. Pero ningún político que tenga posibilidad de ganar se retira por el bien del país.
En otras palabras, creo y espero que las coaliciones de centro derecha y centro izquierda sean dominadas por los personajes menos extremistas y radicales. Con todo, Vargas Lleras es el menos radical de la derecha, y Fajardo y de la Calle son los menos radicales de la izquierda. Ya veremos.
En resumen estoy diciendo que, en este momento, preveo una segunda vuelta entre un candidato de centro-derecha, que yo creo que va a ser Vargas Lleras, y un candidato de centro izquierda, que yo creo que puede ser Fajardo o de la Calle. Tal vez ahora Fajardo tenga un poco más de chance, pero las cosas todavía no están escritas en piedra. De la Calle no arranca con una gran imagen, pero acaba de obtener un espaldarazo importante, y puede seguir creciendo.
Y ¿quién ganará? No sé. La elección puede ser tan apretada como la del plebiscito. El candidato del centro-izquierda cometería un error dejándose asociar con Santos, las Farc o Venezuela. La campaña no va a ser limpia, ni linda. Es mucho lo que está en juego. Veo una polarización profunda, en la cual las voces ponderadas tenderán a ser ahogadas por la gritería.
Friday, February 3, 2017
Una ecuación para entender la naturaleza humana
Se dice que un proverbio árabe recomienda
que un hombre haga pareja con una mujer que tenga una edad igual a la mitad de
la edad del hombre más siete años. En términos matemáticos:
E(m) = E(h)/2 + 7
donde E(m) = edad de la mujer y E(h) = edad del hombre. De acuerdo con esta fórmula, un hombre de 14 años debe salir con una mujer de su misma edad; uno de 24 debe salir con una de 19; uno de 36 con una de 25; y uno de 50 con una de 32.
A primera vista, las parejas que se forman suenan razonables. Sin embargo, hay algo que llama la atención: de acuerdo con la fórmula propuesta, la brecha de edades entre el hombre y la mujer debe ir aumentando en la medida en que aumenta la edad del hombre. Esto quiere decir por lo menos tres cosas: (1) todo hombre mayor de 14 años debe salir con mujeres menores que él (la idea de que los hombres deben salir con mujeres menores que ellos no parece, por lo menos en la cultura en la que vivimos, controversial); (2) un hombre no debe estar con la misma mujer toda la vida (esta idea sí es controversial); y (3) entre más viejo es un tipo más debe buscarse mujeres relativamente más jóvenes (esta idea también es controversial).
Yo no sé de dónde proviene la autoridad del proverbio árabe. Ni siquiera sé si el proverbio árabe es cierto. Pero, como ya vimos, aquí hay por lo menos dos ideas “peligrosas”: la idea (2) de que el amor no es para siempre, y la idea (3) de que hay una cierta legitimidad para los llamados “viejos verdes”.
Revisemos las anteriores ideas una por una. ¿Por qué deben salir los hombres con mujeres más jóvenes? No hay una razón obvia para ello. Después de todo, los hombres tienen menos expectativa de vida que las mujeres, de modo que el arreglo de que los hombres deben salir con mujeres más jóvenes solo hace más probable que las mujeres vivan solas al final de sus vidas. Si fuera por las expectativas de vida solamente, los hombres deberían salir con mujeres mayores, no menores: así ambos tendrían la expectativa de morir más o menos al mismo tiempo.
Ahora, no es que no haya explicaciones de por qué los hombres deben salir con mujeres menores. Una es de tipo sicológico, y sostiene que los hombres maduran más lentamente que las mujeres. Por lo tanto, es lógico que las mujeres busquen hombres mayores: los de edad igual o menor que ellas serían muy inmaduros para ellas. Otra explicación es de tipo biológico-económico, y sostiene que los tipos están interesados en maximizar el potencial reproductivo de las mujeres, lo cual sucede cuando ellas están jóvenes, y que las mujeres están interesadas en maximizar el potencial de recursos económicos de los hombres (lo que maximizaría la posibilidad de sobrevivencia de su propia descendencia), lo cual tiende a suceder cuando ellos están mayores (ver, por ejemplo, Kenrick, 2011, Sex, Murder, and the Meaning of Life, c. 5). El hecho tozudo es que las mujeres dejan de ser fértiles hacia los 40, y los hombres, aunque pierdan parte de su potencia sexual con la edad, pueden ser fértiles a edades mucho más avanzadas.
La idea más complicada es que una misma pareja no funciona bien para siempre. En la época de mis padres, se esperaba que las parejas fueran para siempre. Hoy eso no ocurre. Hoy son más frecuentes los casos de “monogamia serial”: las parejas se forman y se deshacen. No se espera que el amor sea para siempre. Quizás algo se ha perdido en relación con el tiempo de mis padres, o quizás se ha recuperado una verdad fundamental de la naturaleza humana, que sí estaría capturada por el proverbio árabe: los seres humanos preferimos la variedad a la monotonía.
Pero la idea más revolucionaria es que el proverbio árabe implica un cierto tipo de defensa del “viejo verde”: mientras que a los 14 un tipo debe salir con una mujer de su misma edad, un tipo de 50 debe salir con una mujer 18 años menor que él. Nuevamente, la biología provee una cierta justificación para esto. Admitámoslo: las mujeres están en la cúspide de su belleza (potencial reproductivo) hacia los 20 años: es más o menos a esa edad cuando se participa en los reinados de belleza. Si fuera solo por belleza, los tipos deberían estar programados para salir solo con mujeres de 20 años. Pero no: a uno le meten en la cabeza la idea de que la pareja ideal debe ser una combinación de belleza e interés: se puede sacrificar algo de belleza por una mujer “interesante”. Y reconozcamos que uno espera que las reinas de belleza no sean muy inteligentes, al menos por dos razones: la primera, porque son reinas de belleza (es muy difícil que una mujer sea bonita e inteligente al mismo tiempo), y la segunda, porque son muy jóvenes, y son, por lo tanto, inmaduras. ¿Qué sabe uno de la vida a los 20 años? Las viejas interesantes seguramente tienen más de 20 años. Pero a veces, admitámoslo también, los tipos no buscan viejas para tener charlas interesantes con ellas.
Yo no sé si el proverbio árabe encapsula verdades profundas. Pero supongo que vale la pena averiguarlo. Después de todo, este es un asunto de vida o muerte. O si no que lo diga Herman Tarnower. Tarnower fue un médico norteamericano que se volvió famoso por dos razones: la primera, por publicar en los años 1970 un libro que proponía una dieta, la dieta Scarsdale, que fue todo un éxito, y que lo hizo millonario. La segunda, porque en 1980 fue escandalosamente asesinado, a la edad de 70 años, por su novia de 57 (13 años de diferencia), Jean Harris, después de una relación que duró 14 años. ¿La razón? Harris se percató de que Tarnower se había conseguido una amante 33 años más joven que él, o, lo que quizás era más insoportable, 20 años más joven que ella. Se cuenta que, cuando Harris increpó a Tarnower por su comportamiento, él intentó justificarse citando al proverbio árabe. Y Harris, quizás comprensiblemente insatisfecha con la explicación, decidió descargarle cuatro balazos a su novio. No cabe duda de que estamos hablando de cosas mortalmente importantes.
E(m) = E(h)/2 + 7
donde E(m) = edad de la mujer y E(h) = edad del hombre. De acuerdo con esta fórmula, un hombre de 14 años debe salir con una mujer de su misma edad; uno de 24 debe salir con una de 19; uno de 36 con una de 25; y uno de 50 con una de 32.
A primera vista, las parejas que se forman suenan razonables. Sin embargo, hay algo que llama la atención: de acuerdo con la fórmula propuesta, la brecha de edades entre el hombre y la mujer debe ir aumentando en la medida en que aumenta la edad del hombre. Esto quiere decir por lo menos tres cosas: (1) todo hombre mayor de 14 años debe salir con mujeres menores que él (la idea de que los hombres deben salir con mujeres menores que ellos no parece, por lo menos en la cultura en la que vivimos, controversial); (2) un hombre no debe estar con la misma mujer toda la vida (esta idea sí es controversial); y (3) entre más viejo es un tipo más debe buscarse mujeres relativamente más jóvenes (esta idea también es controversial).
Yo no sé de dónde proviene la autoridad del proverbio árabe. Ni siquiera sé si el proverbio árabe es cierto. Pero, como ya vimos, aquí hay por lo menos dos ideas “peligrosas”: la idea (2) de que el amor no es para siempre, y la idea (3) de que hay una cierta legitimidad para los llamados “viejos verdes”.
Revisemos las anteriores ideas una por una. ¿Por qué deben salir los hombres con mujeres más jóvenes? No hay una razón obvia para ello. Después de todo, los hombres tienen menos expectativa de vida que las mujeres, de modo que el arreglo de que los hombres deben salir con mujeres más jóvenes solo hace más probable que las mujeres vivan solas al final de sus vidas. Si fuera por las expectativas de vida solamente, los hombres deberían salir con mujeres mayores, no menores: así ambos tendrían la expectativa de morir más o menos al mismo tiempo.
Ahora, no es que no haya explicaciones de por qué los hombres deben salir con mujeres menores. Una es de tipo sicológico, y sostiene que los hombres maduran más lentamente que las mujeres. Por lo tanto, es lógico que las mujeres busquen hombres mayores: los de edad igual o menor que ellas serían muy inmaduros para ellas. Otra explicación es de tipo biológico-económico, y sostiene que los tipos están interesados en maximizar el potencial reproductivo de las mujeres, lo cual sucede cuando ellas están jóvenes, y que las mujeres están interesadas en maximizar el potencial de recursos económicos de los hombres (lo que maximizaría la posibilidad de sobrevivencia de su propia descendencia), lo cual tiende a suceder cuando ellos están mayores (ver, por ejemplo, Kenrick, 2011, Sex, Murder, and the Meaning of Life, c. 5). El hecho tozudo es que las mujeres dejan de ser fértiles hacia los 40, y los hombres, aunque pierdan parte de su potencia sexual con la edad, pueden ser fértiles a edades mucho más avanzadas.
La idea más complicada es que una misma pareja no funciona bien para siempre. En la época de mis padres, se esperaba que las parejas fueran para siempre. Hoy eso no ocurre. Hoy son más frecuentes los casos de “monogamia serial”: las parejas se forman y se deshacen. No se espera que el amor sea para siempre. Quizás algo se ha perdido en relación con el tiempo de mis padres, o quizás se ha recuperado una verdad fundamental de la naturaleza humana, que sí estaría capturada por el proverbio árabe: los seres humanos preferimos la variedad a la monotonía.
Pero la idea más revolucionaria es que el proverbio árabe implica un cierto tipo de defensa del “viejo verde”: mientras que a los 14 un tipo debe salir con una mujer de su misma edad, un tipo de 50 debe salir con una mujer 18 años menor que él. Nuevamente, la biología provee una cierta justificación para esto. Admitámoslo: las mujeres están en la cúspide de su belleza (potencial reproductivo) hacia los 20 años: es más o menos a esa edad cuando se participa en los reinados de belleza. Si fuera solo por belleza, los tipos deberían estar programados para salir solo con mujeres de 20 años. Pero no: a uno le meten en la cabeza la idea de que la pareja ideal debe ser una combinación de belleza e interés: se puede sacrificar algo de belleza por una mujer “interesante”. Y reconozcamos que uno espera que las reinas de belleza no sean muy inteligentes, al menos por dos razones: la primera, porque son reinas de belleza (es muy difícil que una mujer sea bonita e inteligente al mismo tiempo), y la segunda, porque son muy jóvenes, y son, por lo tanto, inmaduras. ¿Qué sabe uno de la vida a los 20 años? Las viejas interesantes seguramente tienen más de 20 años. Pero a veces, admitámoslo también, los tipos no buscan viejas para tener charlas interesantes con ellas.
Yo no sé si el proverbio árabe encapsula verdades profundas. Pero supongo que vale la pena averiguarlo. Después de todo, este es un asunto de vida o muerte. O si no que lo diga Herman Tarnower. Tarnower fue un médico norteamericano que se volvió famoso por dos razones: la primera, por publicar en los años 1970 un libro que proponía una dieta, la dieta Scarsdale, que fue todo un éxito, y que lo hizo millonario. La segunda, porque en 1980 fue escandalosamente asesinado, a la edad de 70 años, por su novia de 57 (13 años de diferencia), Jean Harris, después de una relación que duró 14 años. ¿La razón? Harris se percató de que Tarnower se había conseguido una amante 33 años más joven que él, o, lo que quizás era más insoportable, 20 años más joven que ella. Se cuenta que, cuando Harris increpó a Tarnower por su comportamiento, él intentó justificarse citando al proverbio árabe. Y Harris, quizás comprensiblemente insatisfecha con la explicación, decidió descargarle cuatro balazos a su novio. No cabe duda de que estamos hablando de cosas mortalmente importantes.
Subscribe to:
Posts (Atom)