Se dice que un proverbio árabe recomienda
que un hombre haga pareja con una mujer que tenga una edad igual a la mitad de
la edad del hombre más siete años. En términos matemáticos:
E(m) = E(h)/2 + 7
donde E(m) = edad de la mujer y E(h) =
edad del hombre. De acuerdo con esta fórmula, un hombre de 14 años debe salir
con una mujer de su misma edad; uno de 24 debe salir con una de 19; uno de 36
con una de 25; y uno de 50 con una de 32.
A primera vista, las parejas que se
forman suenan razonables. Sin embargo, hay algo que llama la atención: de
acuerdo con la fórmula propuesta, la brecha de edades entre el hombre y la
mujer debe ir aumentando en la medida en que aumenta la edad del hombre. Esto
quiere decir por lo menos tres cosas: (1) todo hombre mayor de 14 años debe
salir con mujeres menores que él (la idea de que los hombres deben salir con
mujeres menores que ellos no parece, por lo menos en la cultura en la que
vivimos, controversial); (2) un hombre no debe estar con la misma mujer toda la
vida (esta idea sí es controversial); y (3) entre más viejo es un tipo más debe
buscarse mujeres relativamente más jóvenes (esta idea también es controversial).
Yo no sé de dónde proviene la autoridad
del proverbio árabe. Ni siquiera sé si el proverbio árabe es cierto. Pero, como
ya vimos, aquí hay por lo menos dos ideas “peligrosas”: la idea (2) de que el
amor no es para siempre, y la idea (3) de que hay una cierta legitimidad para
los llamados “viejos verdes”.
Revisemos las anteriores ideas una por
una. ¿Por qué deben salir los hombres con mujeres más jóvenes? No hay una razón
obvia para ello. Después de todo, los hombres tienen menos expectativa de vida
que las mujeres, de modo que el arreglo de que los hombres deben salir con
mujeres más jóvenes solo hace más probable que las mujeres vivan solas al final
de sus vidas. Si fuera por las expectativas de vida solamente, los hombres
deberían salir con mujeres mayores, no menores: así ambos tendrían la
expectativa de morir más o menos al mismo tiempo.
Ahora, no es que no haya explicaciones de
por qué los hombres deben salir con mujeres menores. Una es de tipo sicológico,
y sostiene que los hombres maduran más lentamente que las mujeres. Por lo
tanto, es lógico que las mujeres busquen hombres mayores: los de edad igual o menor
que ellas serían muy inmaduros para ellas. Otra explicación es de tipo
biológico-económico, y sostiene que los tipos están interesados en maximizar el
potencial reproductivo de las mujeres, lo cual sucede cuando ellas están
jóvenes, y que las mujeres están interesadas en maximizar el potencial de
recursos económicos de los hombres (lo que maximizaría la posibilidad de
sobrevivencia de su propia descendencia), lo cual tiende a suceder cuando ellos
están mayores (ver, por ejemplo, Kenrick, 2011, Sex, Murder, and the Meaning of Life, c. 5). El hecho tozudo es que
las mujeres dejan de ser fértiles hacia los 40, y los hombres, aunque pierdan
parte de su potencia sexual con la edad, pueden ser fértiles a edades mucho más
avanzadas.
La idea más complicada es que una misma
pareja no funciona bien para siempre. En la época de mis padres, se esperaba
que las parejas fueran para siempre. Hoy eso no ocurre. Hoy son más frecuentes
los casos de “monogamia serial”: las parejas se forman y se deshacen. No se
espera que el amor sea para siempre. Quizás algo se ha perdido en relación con
el tiempo de mis padres, o quizás se ha recuperado una verdad fundamental de la
naturaleza humana, que sí estaría capturada por el proverbio árabe: los seres
humanos preferimos la variedad a la monotonía.
Pero la idea más revolucionaria es que el
proverbio árabe implica un cierto tipo de defensa del “viejo verde”: mientras
que a los 14 un tipo debe salir con una mujer de su misma edad, un tipo de 50
debe salir con una mujer 18 años menor que él. Nuevamente, la biología provee
una cierta justificación para esto. Admitámoslo: las mujeres están en la
cúspide de su belleza (potencial reproductivo) hacia los 20 años: es más o
menos a esa edad cuando se participa en los reinados de belleza. Si fuera solo
por belleza, los tipos deberían estar programados para salir solo con mujeres
de 20 años. Pero no: a uno le meten en la cabeza la idea de que la pareja ideal
debe ser una combinación de belleza e interés: se puede sacrificar algo de
belleza por una mujer “interesante”. Y reconozcamos que uno espera que las
reinas de belleza no sean muy inteligentes, al menos por dos razones: la
primera, porque son reinas de belleza (es muy difícil que una mujer sea bonita
e inteligente al mismo tiempo), y la segunda, porque son muy jóvenes, y son,
por lo tanto, inmaduras. ¿Qué sabe uno de la vida a los 20 años? Las viejas
interesantes seguramente tienen más de 20 años. Pero a veces, admitámoslo
también, los tipos no buscan viejas para tener charlas interesantes con ellas.
Yo no sé si el proverbio árabe encapsula
verdades profundas. Pero supongo que vale la pena averiguarlo. Después de todo,
este es un asunto de vida o muerte. O si no que lo diga Herman Tarnower.
Tarnower fue un médico norteamericano que se volvió famoso por dos razones: la
primera, por publicar en los años 1970 un libro que proponía una dieta, la
dieta Scarsdale, que fue todo un éxito, y que lo hizo millonario. La segunda,
porque en 1980 fue escandalosamente asesinado, a la edad de 70 años, por su
novia de 57 (13 años de diferencia), Jean Harris, después de una relación que
duró 14 años. ¿La razón? Harris se percató de que Tarnower se había conseguido
una amante 33 años más joven que él, o, lo que quizás era más insoportable, 20
años más joven que ella. Se cuenta que, cuando Harris increpó a Tarnower por su
comportamiento, él intentó justificarse citando al proverbio árabe. Y Harris,
quizás comprensiblemente insatisfecha con la explicación, decidió descargarle
cuatro balazos a su novio. No cabe duda de que estamos hablando de cosas
mortalmente importantes.
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