Al momento de escribir estas líneas, se
están conociendo los resultados de las elecciones parlamentarias que definen el
nuevo gobierno de Grecia. El movimiento Syriza, de izquierda, liderado por
Alexis Tsipras, ganará las elecciones, y estará muy cerca de tener una mayoría
absoluta. Si lo logra, será una revolución, no solo en Grecia, sino también en
Europa.
La izquierda ha ganado popularidad en
Grecia debido a las severas medidas de austeridad que se han impuesto, como
consecuencia de la crisis económica y financiera que azotó al mundo desde 2008.
Antes de la crisis, el nivel de vida griego se mantuvo con préstamos
provenientes principalmente de bancos alemanes. El nivel de endeudamiento de
los griegos superó sus posibilidades. Con la crisis, lo normal hubiera sido un
default de la deuda y una devaluación de la moneda, pero lo primero era fatal
para los bancos alemanes, principales prestamistas, y lo segundo estaba fuera
de (casi) toda posibilidad, debido a que Grecia forma parte de la zona euro.
Grecia entonces negoció un rescate con
Europa (Alemania), pero a cambio Alemania exigió un riguroso plan de
austeridad, para garantizar que a los bancos alemanes se les pagaría
puntualmente. Los griegos están hartos de la austeridad, que ellos perciben
impuesta por el gobierno y los bancos alemanes, y de ahí el éxito de la
izquierda en las elecciones. Para la izquierda griega, se trata de escoger
entre el bienestar del pueblo griego o el bienestar de los banqueros alemanes.
Y, puestas así las cosas, no hay mucha discusión.
Si la izquierda se sale con la suya, los
pagos a los bancos alemanes cesarán. Si eso ocurre, entonces los bancos
alemanes dejarán de financiar a Grecia. Sin financiación, Grecia se verá
obligada a tomar medidas excepcionales. Una de ellas bien puede ser devaluar la
moneda, es decir, salirse el euro. Y salirse del euro puede tener importantes
consecuencias políticas para la unidad de Europa.
La verdad es que las economías alemana y
griega pertenecen a dos ligas diferentes, y por lo tanto, tener una sola moneda
para ellas no suena muy razonable. El euro existe más por razones políticas que
económicas. Pero, si ciertos países —Grecia hoy,
España mañana— empiezan a percibir
que es más fácil, o laxo, conducir la política económica por fuera del euro que
por dentro, ¿qué será de la idea de Europa? ¿Se ablandará Merckel para permitir
que Europa subsista? Quizás no. Desde el punto de vista alemán, los griegos
quieren vivir por encima de sus posibilidades y pasarles la cuenta a los
alemanes. Desde el punto de vista griego, no tiene sentido que se atiendan
primero las necesidades de los bancos alemanes que del pueblo griego.
Lo que está en juego son dos lógicas de ver el
mundo. En una, hay que “poner primero a la gente”. En otra, lo correcto es “siempre
pagar tus obligaciones financieras”: así se te puede seguir prestando. Lo
cierto es que la severidad de la crisis económica le está dando un nuevo
respiro a la izquierda en la periferia de Europa occidental, y lo que pueda
salir de eso es incierto. Ojalá no sea una nueva decepción para el pueblo
griego (y más adelante para el español).
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment