Cuando yo era joven, ser economista en Colombia significaba ser macroeconomista. La discusión microeconómica prácticamente no existía, y el debate macroeconómico era intenso. Quizás debido a eso, Colombia se preciaba de tener una política macroeconómica “sana”. Esto rindió frutos especialmente en los años 80, cuando toda América Latina tuvo un muy mal desempeño económico, y Colombia lo tuvo menos malo.
En los últimos años el debate macroeconómico en Colombia ha pasado a un segundo plano. Esto se debe quizás a que, entre 2002 y 2007, el dilema macroeconómico básico se relajó: en ese período, Colombia logró tener tasas de crecimiento al alza, junto con una tasa de inflación a la baja. De esta manera, pensar en temas macro ya no parecía tan importante.
Las últimas cifras sugieren, sin embargo, que Colombia tendrá que retomar su tradición de intensa discusión macroeconómica: la economía se está desacelerando (después de crecer 7.5% en 2007 la tasa de crecimiento en el primer trimestre de 2008 apenas fue de 4.1%) y la inflación va en aumento (el último dato puso la inflación en 7.2%, muy por encima de la inflación de largo plazo a la que aspira el Banco de la República, que está entre 3 y 3.5%), todo esto en un contexto de fuerte apreciación de la tasa de cambio.
La principal dificultad radica en que las recetas tradicionales aplican a situaciones en las cuales el crecimiento y la inflación van de la mano: mucho crecimiento con mucha inflación, o poco crecimiento con poca inflación. En el primer caso, uno debe subir las tasas de interés, y, en el segundo, uno debe bajarlas.
Pero lo que tenemos ahora es un crecimiento a la baja con una inflación al alza. Por lo tanto, no es claro qué hacer con las tasas de interés. La desaceleración del crecimiento sugiere que las tasas de interés no deben subir mucho; la aceleración de la inflación sugiere que las tasas de interés sí deben subir. Por lo tanto es bueno discutir las razones que hay para subir o para bajar las tasas de interés.
Las tasas deberían subir porque existen dudas sobre la sostenibilidad de un crecimiento por encima del 7%. Mientras que otros países han demostrado su capacidad de crecer de manera sostenida a tasas cercanas al 8%, en Colombia no es claro que un crecimiento del 7.5% sea el resultado de un cambio estructural favorable, o más bien de un recalentamiento de la economía, es decir, de un exceso de demanda que es inflacionario e insostenible en el largo plazo. Si el crecimiento del 7.5% es un síntoma de recalentamiento, entonces las tasas de interés deben subir.
Las tasas de interés también deberían subir porque la inflación va al alza.
Ahora, las tasas de interés deberían bajar porque la economía se está desacelerando; porque hay que reducir el diferencial entre tasas de interés domésticas y externas para reducir las presiones a la apreciación de la tasa de cambio; y porque hay evidencias de que los problemas inflacionarios no están causados por problemas de demanda, sino por problemas con los precios de los alimentos y de los combustibles.
Que la inflación haya llegado al 7.2% es muy grave. El Banco de la República tiene la obligación de actuar al respecto. Sin embargo, no tiene muchos instrumentos para actuar. El obvio, las tasas de interés, puede ser muy costoso y muy poco efectivo. Hay que pensar, por tanto, en instrumentos alternativos. Una inflación de alimentos puede ser combatida importando más alimentos. Un ajuste fiscal drástico puede ayudar a aliviar la presión sobre las tasas de interés, y a reducir las presiones a la apreciación de la tasa de cambio (si es cierto que el exceso de gasto público está presionando los precios de los bienes no transables).
Que el crecimiento también se esté reduciendo es igualmente grave. Pero también hay que recordar que la mejor forma de promover el crecimiento es con medidas de largo plazo, no con la política macroeconómica. Colombia debe dejar de creer que uno debe manipular las condiciones macroeconómicas para promover el crecimiento. Algunos creen que la clave del crecimiento es tener tasas de interés bajas, así eso produzca inflación, y tener una tasa de cambio devaluada, para promover las exportaciones, así eso también atice la inflación. No. Los problemas de crecimiento se deben resolver con medidas de carácter estructural, y la macroeconomía se debe dejar para resolver problemas de carácter cíclico.
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