Sunday, September 2, 2012

12-09-02: En defensa del proceso de paz de Santos


El presidente Santos ha decidido dar uno de los pasos más audaces de su gobierno: iniciar un proceso de paz con las Farc y el ELN. El paso es audaz por muchas razones, pero una de las principales es que hay un numeroso e influyente grupo de enemigos de la paz dentro del establecimiento, que se opone a la estrategia de una paz negociada con la guerrilla. Sin embargo, según una encuesta reciente, una mayoría de la población (el 60 por ciento) apoya los acercamientos con la guerrilla.

Escribo esta nota porque, en mi opinión, el proceso de paz del presidente Santos merece apoyo. Creo que no hay que dejarse apabullar por las voces del establecimiento que se oponen al proceso de paz, que provienen especial, pero no únicamente, de la derecha. Que la derecha se oponga al proceso de paz no es sorprendente. Al fin y al cabo, ellos creen que el único guerrillero bueno es un guerrillero muerto, y que la única paz posible es la de la victoria militar.

A la derecha hay que reconocerle que nos enseñó que no había que ser derrotistas frente a la guerrilla, y que podíamos hacerle frente con un fortalecimiento del Estado. Y se alcanzaron logros notables, como las bajas de Raúl Reyes, el Mono Jojoy y Alfonso Cano. Las Farc están disminuidas, pero no derrotadas. La pregunta es si este es un buen momento para iniciar un proceso de paz, o si, por el contrario, iniciando conversaciones echamos para atrás todos los avances militares.

Yo convengo en que nuestra experiencia con los procesos de paz no ha sido la más favorable. Creo que el problema ha estado en la ingenuidad del establecimiento, que ha creído que la guerrilla quiere la paz. Yo creo que para la guerrilla las opciones tienen que ser claras: o acepta la paz o el Estado la destruye. Las negociaciones tienen que hacerse con la perspectiva clara de que, si la guerrilla no las acepta, el único futuro que le espera es un Estado decidido a perseguirlas y aniquilarlas.

Entonces, ¿para qué un proceso de paz? En síntesis, para ahorrarle sufrimiento al país. Si no hay proceso de paz, el Estado tendrá que ganar la guerra, y ese será un proceso doloroso. Si es posible, es preferible ahorrarse ese dolor. Además, un proceso de paz quizás sirva para tener una democracia más amplia, una cosa muy necesaria en una de las sociedades más desiguales del mundo.

Sin embargo, este proceso de paz se tiene que hacer recordando las lecciones del pasado. En particular, el Estado no debe hacer concesiones mientras se llega a los acuerdos, y mucho menos concesiones tan absurdas como el Caguán. Las Fuerzas Armadas deben seguir confrontando a la guerrilla. Las Fuerzas Armadas no deben entender un proceso de paz como un desprecio a su gestión. Por el contrario, si un proceso de paz es hoy posible, es porque la guerrilla está más arrinconada que en el pasado.

Incluso si no cometemos los errores del pasado, existe la posibilidad de que cometamos errores nuevos. Por lo tanto, algunos criterios de negociación son indispensables. De otra parte, algún tipo de veeduría ciudadana del proceso también lo es. Es bueno que el gobierno se mueva oyendo las críticas. Algunas serán paralizantes, y el gobierno tendrá que saber cuándo ignorarlas y cuándo no. Pero, incluso si todo el proceso requiere alguna dosis de discreción y aun de confidencialidad, eso tendrá que combinarse con una ciudadanía informada y consultada.

De otra parte, no se debe esperar demasiado del proceso de paz. Aun si es muy exitoso, habrá formas de violencia que no se erradicarán, porque dependen de la existencia del narcotráfico y de una sociología de la violencia muy difícil de erradicar. Sin embargo, un mundo sin guerrilla pero con narcotráfico y bacrim es mejor que uno con guerrilla, narcotráfico y bacrim.

Santos tiene toda la legitimidad y la sapiencia para adelantar el proceso de paz. Él ha sido el más acérrimo enemigo de la guerrilla. No se puede decir que él negocia desde una posición de debilidad. Quizás tenga la vanidad de querer ser el presidente que trajo la paz a Colombia, y esa vanidad no es buena. Buscar la paz no se puede hacer con el incentivo de esperar un Nobel como recompensa. Pero Santos ha sido, si no el principal contradictor de la guerrilla, sí por lo menos el segundo, y es, por decir algo, más "jodido" que el primero, que en estos asuntos es más primario y básico.

Yo entiendo que haya quienes quieran ponerle condiciones a la paz. Yo entiendo a los que dicen "paz sí, pero con condiciones".  A esos hay que oírlos. Pero a aquellos que dicen "yo soy enemigo de la paz", o "yo soy amigo de la paz pero en abstracto, porque en concreto sigo siendo amigo de la guerra", hay que ignorarlos. Si Colombia está en guerra, tiene que ser porque la guerrilla quiere la guerra, no porque el establecimiento la quiera. Si la guerrilla quiere guerra, no hay más remedio que combatirla y ganarla. Si la guerrilla no quiere guerra, tiene que haber los instrumentos democráticos para incorporarla a la sociedad.

La decisión de Santos de arrancar un proceso de paz es valiente y digna de un estadista. Quizás el proceso fracase, pero hay que intentarlo. Lo peor que nos puede pasar, si no se hacen egregias embarradas, es quedar en el statu quo actual. La guerra es una desgracia y hay que intentar la paz. La paz es civilización; la guerra es barbarie. Y, si nos mantenemos en la barbarie, que sea por ellos, no por nosotros.

1 comment:

fernando baena said...

hermano, fajese un articulillo acerca de venezuela y lo que esta pasando alli, me interesa su punto de vista