Monday, May 31, 2010

10-05-31: Reflexiones sobre las elecciones

En las elecciones presidenciales de ayer pasó, más o menos, lo que se esperaba: que Santos y Mockus pasaran a segunda vuelta, y que se quemaran otros tres o cuatro buenos candidatos. Pero también pasaron cosas no esperadas: Santos ganó contundentemente, tanto que casi logra ganar en la primera vuelta. Esto hace que la idea de que Mockus pueda ganar en segunda vuelta parezca ilusoria. A mi modo de ver, no hay que esperar a ella para saber que el próximo presidente de Colombia se llama Juan Manuel Santos.

Es una escogencia consistente con lo que el país ha sido en los últimos ocho años, y, en contra de lo que pueda pensar el fanatismo verde, no es una mala escogencia. Aunque ayer no solo ganó Santos, sino también Uribe, Santos tiene la personalidad suficiente para no ser una marioneta de Uribe. Y, francamente, yo no creo que vaya a hacer un mal gobierno. El país no se deshará en sus manos. Nadie mejor para ponerle punto final a la seguridad democrática, la economía quedará en manos capaces, y el Gobierno tendrá un Congreso amigo. La única dificultad manifiesta de Santos (fuera de su oratoria, que no es capaz de inflamar los corazones) es la recomposición de las relaciones con los vecinos, pero aquí, admitámoslo, el problema no es Santos, sino los vecinos.

Lo que pasa es que la ola de esperanza que alcanzó a levantar Mockus es muy significativa. Bien lo dijo Vargas Lleras en sus palabras de reconocimiento de la derrota: los votos de Mockus son un mensaje que no se puede desoír. Alrededor de Mockus se construyó una opción distinta, que habla de cómo Colombia se ve hacia el futuro: como un país civilizado, sin guerra, educado, sin corrupción, respetuoso de la ley, justo. El sueño verde es el sueño correcto. Por ahora el realismo le ganó a la esperanza, pero esperemos que Santos sepa hacer una transición ordenada de lo que somos hacia lo que queremos. Los mockusistas ven a Santos como la continuación del miedo, la politiquería, la corrupción y los privilegios, pero ese es un retrato en buena parte injusto. Pasar de Uribe a Mockus hubiera sido una muestra de independencia democrática de enorme significado, pero la voz del pueblo, que es la voz de Dios, nos ha dicho que hay que permanecer con los pies sobre la tierra.

Es un lugar común decirlo, pero Colombia sale enaltecida con estas elecciones. Se lucharon con altura, y los seis candidatos principales eran todos muy buenos. A algunos los votos no les hicieron justicia. Ya quisieran otros países tener un ramillete de candidatos tan selecto. Con cualquiera que ganara, el país no estaría escogiendo mal. El uribismo se hizo respetar, pero de la mejor manera posible para la institucionalidad del país: sin Uribe. El Partido Verde y Vargas Lleras se consolidan como opciones para el futuro. Petro obtuvo un resultado respetable para la izquierda, que todavía tiene mucho camino por recorrer, pero que, si hace las cosas bien, se puede consolidar como una opción de poder, cosa que hoy no es. En cambio, los partidos tradicionales dan un poquito de pesar. Tendrán que reinventarse si no quieren desaparecer. Ojalá oigan el mensaje.

Colombia tiene muchos problemas, pero también tiene un futuro brillante. Hoy muchos verdes pueden estar decepcionados, pero lo cierto es que la senda hacia el progreso no se ha detenido. Colombia escogió con claridad y con prudencia. A pesar de que el voto de uno no haya ganado en las elecciones, creo que hay razones para sentirse orgulloso del país y de su democracia.

2 comments:

Unknown said...

Daniel estoy de acuerdo con usted en la mayoría de las cosas pero en desacuerdo con dos:
1. Decir que Uribe no estuvo en las elecciones es igual de ilusorio como creer que Mockus va a ganar en segunda vuelta.
2. No creo que con Santos en la presidencia Colombia pueda tomar un rumbo donde las instituciones democráticas guarde los pesos y contrapesos. Probablemente el país no se desvanezca en sus manos pero seguramente tampoco se fortalecerán las instituciones que este gobierno dejó totalmente diezmadas.

dalvira said...

Me gusta su reflexión porque sí termina siendo una reflexión.
Primero, quiero cuestionar si en realidad fueron los colombianos quienes aterrizaron a los verdes, o fue "familias en acción". Quiero, además, llamar la atención sobre algunos aspectos de su segundo párrafo.
Por una parte, es cierto que Santos tiene algo más de personalidad que los otros para no ser marioneta de Uribe, pero también es cierto que sus tendencias de gobierno y formas de relacionarse con los subordinados son las mismas; cambiar todo para no cambiar nada. En ese mismo sentido, que el gobierno tenga un congreso amigo -sospecho- sólo significa que el nuevo ejecutivo seguirá haciendo lo mismo que el anterior, y que los males ya endémicos del congreso sino empeoran, tampoco mejorarán.
Es cierto, el país no se le desbaratará a Santos en la manos. Y yo sí temo que esto no ocurrirá dentro de los marcos legítimos y legales que establecen nuestras instituciones.La experiencia corrobora los temores.
Daniel, los colombianos no podemos olvidar y mucho menos dejar en la impunidad, los crímenes de lesa humanidad que en éste gobierno -y en parte bajo el ministerio de Santos- se han cometido so pretexto de estar más seguros o, peor aún, de ser crímenes que se comenten de vieja data.
Si como joven colombiano me preocupa el futuro democrático del país, como persona me indigno ante un eventual "borrón y cuenta nueva" de lo que acá, en los últimos ocho años, ha ocurrido.